sábado, 29 de junio de 2019


La Auténtica Defensa. Edición del martes, 03/ene/2006.

DEL COMERCIO Y DEL BEBERCIO”. HAY UNA HISTORIA EN CAMPANA? - Primera Parte
POR: Patricio Sartor


Citando la frase: Son Cosas del Comercio y del Bebercio", me interesó conocer algo del movimento comercial en Campana.
Movimiento que tuvo sus vaivenes económicos y culturales, adaptandose a necesidades sociales como la venta con libreta, créditos y trueques.
Asi pues, el inicio y el ocaso de muchos de estos comercios se debió a la suerte de la epoca en que les toco desarrollarse. Por ejemplo, en los inicios de Campana abundaban los almacenes de ramos generales. Estos vendian desde un carro hasta un par de alpargatas. Tambien sirvieron de escuela, para aquellos primeros empleados que tras aprender el oficio, con el tiempo, instalaron su propio negocio. El resto del comercio se adaptaba a la industria del momento, por ejemplo : Hoteles, fondas, restaurantes, algun que otro prostibulo, etc.
Todo para la atención de los que trabajaban en los barcos que fondeaban en el puerto de Campana. Tambien el ferrocarril tuvo su incidencia ya que su construcción,y promoción del desarrollo del pueblo, traeria una serie de pequeños emprendimientos comercio / industriales, tales como: ladrilleras, fundiciones, carpinterias, hojalaterias, servicios de encomiendas, taxis, etc.
La instalación del Frigorifico traeria la proliferación de negocios como : Carnicerias, zapaterias,(v zapateros remendones),tiendas, y bares. Otra industria que colaboro con el crecimiento comercial fue la Fabrica de Alcohol.
Es entonces que empiezan a desarrollarse las calles comerciales, siendo la Real la mas solicitada por los negociantes. La segunda calle por cantidad de comercios seria la calle San Martin. hasta casi fines de 1900.En la decada de 1920,los negocios se extendian por la calle Belgrano, y un par de cuadras de la calle Mitre y de la calle Sarmiento.
A continuación nombro a aquellos comercios que por boca de ex dueños, a traves de familiares, v otras fuentes .he podido enlistar. Entre los mas conocidos.
Almacenes y almacenes de ramos generales; En 1875 Marcelino Sivori, pondria el primer almacen y panaderia en Campana cerca de la costa del rio. Tambien en el 75 Martin Arhanectbehere fundo en la esquina de Real y De Dominicis un restaurant. Al tiempo don Arhanectbehere (año 1883) pone un almacen de ramos generales con Esteban Laguinge. Por 1890 don Martin vende su parte a Bernardo Bernatene .La sociedad Laguinge Bernatene, llega hasta 1926,cuando don Bernatene vende a Sanson Barneche( En 1894 tras el cierre del Banco Provincia, éste almacen funcionó como banco de ahorro). Otro almacen de ramos generales fue EL PROGRESO de Lopez (año 1887) (calle Real).Mas o menos en la misma epoca aparecen los almacenes de Felipe lriart (Belgrano yAlem) y de Pablo Carreto (Rawson y Dellepiane).
A partir de 1900 los negocios son: ALMACEN CENTRAL (almacen de ramos generales) de Rosendo Ahchel, LA RECOMPENSA,de Pedro Giobellini, (almacen y fiambreria);estos dos almacenes estaban sobre la calle Real. Frente a la vieja prefectura se encontraba el almacen y despacho de bebidas de Cesan y Monzon( hasta l918),comprandolo luego el señor Vinoni. Tambien estaba el almacen y despacho de carbon, GENOVA de Agustin y Juan Capurro, en San Martin y De Dominicis(este almacen tuvo sus origenes allá por 1890 en las calles Belgrano y Luis Costa).A mediados de 1900 hasta principios de 1930 surgen negocios como el del señor Sanguinetti, almacen y despacho de bebidas (año 1911), (Sarmiento y Berutti),almacen y despacho de bebidas dei señor Cacciabue (año 1920) (Guemes y Berutti),LA ESTRELLA DEL NORTE, de los hermanos Romano, almacen de ramos generales y despacho de bebidas (Este almacen es comprado por los Romano en 1919 al señor Barlaro),en calles Sarmiento y Estrada; almacen de ramos generales Marino Vazquez (Belgrano y Guemes);almacen EL PUERTO de la familia Perez ( calle Belgrano);almacen de Fraxanet (Proveedor de los Buques),en calle Alem; LA AURORA almacen de la familia Garcia (Belgrano y Becerra);almacen de ramos generales de la familia Castaño ( San Martin y Guemes); almacen de Ernesto Cavalli, luego de la familia Rodriguez (San Martin y 25 de Mayo);almacen de Gavioli (Sarmiento y Ameguino); almacen de ramos generales LA FORTUNA de Pablo Schinoni (Rawson y Ugarte);almacen y ferreteria EL PASATIEMPO del señor Pagani ( 9 de Julio y Lavalle) ;almacen de Soria (Sarmiento y Ameguino);almacen de Primo Colombi (25 de Mayo y Castelli); almacen de doña Rosita Franco (Rivadavia Y Estrada); almacen de Diaz ( Luis Costa y Rawson);almacen de la familia Bonesi (25 de Mayo y Moreno);almacen y despacho de bebidas de la familia Fraticelli (San Martin y Luis Costa);almacen de Terencio Bobba (Castilla y Becerra);almacen de Saint Hilaire,luego almacen EL COQUITO de la familia Couradet (Rivadavi y Estrada).
Si hay alguien que quiera agregar o corregir,o colaborar con mas datos de comercios y pequeñas industrias, remitirse a Moreno 297.


LA PROPAGANDA DE CASTELLANOS EN EUROPA. FRUTO INDIRECTO DE LA MISMA: L A "COLONIA SUIZA" DE BA - RADERO (PROVINCIA DE BUENOS AIRES).

LA PROPAGANDA DE CASTELLANOS EN EUROPA. FRUTO INDIRECTO DE LA MISMA: L A "COLONIA SUIZA" DE BA - RADERO (PROVINCIA DE BUENOS AIRES). Como base inmediata de su gran proyecto colonizador, Aarón Castellanos inició en Europa las gestiones para cumplir el convenio con el gobierno de Santa Fe del 15 de junio de 1853. Para obtener el material humano destinado a sus colonias, púsose en contacto con varias agencias de emigración, a quienes confió la tarea de propaganda directa, la concertación de contratos con los interesados, y su ulterior embarque. Quedaron, como subagentes de su empresa: Vanderest, director de la "Agencia de Emigración Universal", en Dunkerke; C. H. Textor en Francfort del Main, y Beck & Herzog en Basilea, la que algunos años antes había comenzado sus actividades. Allí vemos, pues, representados tres países centro-occidentales de Europa (llamados por Castellanos "del Norte" en oposición a las regiones mediterráneas). Dichas agencias darán a conocer el contrato de Castellanos con la provincia de Santa Fe, encargándose por su parte de la propaganda para la emigración a la Argentina, en estrecha colaboración con aquél. Así, por ejemplo, la firma Beck y Herzog efectúa la traducción alemana de un folleto de 80 páginas escrito por Castellanos, titulado "Breves consideraciones sobre la República Argentina", en el que describe las condiciones físicas, económicas y sociales del país, dando cuenta de sus enormes posibilidades. Bien documentado, este opúsculo revela las apreciables dotes intelectuales y literarias del autor. Sus páginas finales contenían cartas recabadas en parte por el mismo Castellanos, conteniendo, naturalmente, opiniones elogiosas de la Argen- 48 JUAN SCHOBINGER tina. También incluyó el informe de 1813 del coronel Pedro Andrés García, que hemos citado en el capítulo I. El folleto circuló —en versión francesa y alemana— por Suiza, Alemania y Francia. El 30 de mayo de 1855 la Agencia de Vanderest publicó una extensa "Circular", que comienza dando cuenta de la repentina disminución del flujo inmigratorio a los Estados Unidos (recordemos que en 1854 salieron casi 14.000 personas de Suiza, y sólo 4.759 en 1855). Las causas eran, no tanto la disminución del mal estado de la economía social centroeuropea, sino de "la crisis que continúa paralizando el comercio industrial de la Unión Americana" y otros factores desfavorables, comunicados por los emigrados a sus familiares. La Circular destaca luego las ventajas ofrecidas por "el señor Aarón Castellanos, ciudadano argentino", a los colonos que quisiesen establecerse "en la costa derecha del río Paraná y en las dos del Salado, en la provincia de Santa Fe. .. ". También aquí se transcribe una serie de cinco cartas. Poco antes, el 15 de mayo, Castellanos había firmado el convenio con Vanderest, el que, junto con el contrato del primero con el gobierno santafesino, fué registrado el 21 del mismo mes en el Ministerio del Interior del entonces Imperio Francés de Napoleón III. Por otra parte, en marzo del mismo año, Vanderest solicitó del Gobierno de la Confederación su nombramiento como Cónsul de la Argentina con residencia en Dunkerke, a fin de facilitar con esa mayor autoridad la emigración hacia este país. Reiterado dicho pedido en su carta del 6 de junio, a la que acompaña la Circular que ya hemos mencionado, accedióse a ello, y encontramos con fecha 17 de septiembre de 1855 el decreto pertinente. Si pensamos que el día 7 de junio ya comunicaba Castellanos a su comisionado Iturraspe que la expedición de mil colonos se hallaba pronta, debemos suponer que exageraba, en su optimismo, al ver que el contingente se estaba completando *; pero, también, que su propaganda había comenzado varios meses antes del convenio con Vanderest. Es durante esos primeros meses de 1855 cuando Castellanos se trabó, prácticamente solo, en lucha contra el prejuicio 1 Tenemos una prueba fehaciente de ello en el hecho relatado en sus memorias por una fundadora alemana de Esperanza, de haber suscrito sus padres el contrato de colonización con Vanderest y Textor en el otoño de 18SS (Schuster, II, p. 197). Por otra parte, en nota final a su Circular antes mencionada, Vanderest recalca que para las primeras expediciones "sólo se admitirán compromisos hasta el 25 de agosto". Véase también lo que dice el mismo Castellanos en la página 129 de sus memorias de 1877. ¿UnirstttyRttf t i 9*1 (!••(# >«i 4 *i* *•«»« ¡MWisj * ti, - » . fatttiWH} »•#-# > *t«titfti»tild) » . - . Îiftruïit«« «rtiM» «n *2* t»l*ÍTHW ••» »M SrorHlira W« .1 slMrtfa«'. *uraàtttj*|.iMfcr; 10 «9. *« (ï»'c3l!Ut fflttltlK. 9*1 Uttf **ji3" aiiWttílíKi Hill (luí f niwMtem•pnt «»• B" rri&inl tta.el>¿fc¡j a «jmft«a,e. Organ ffit feie f4»»ri}crif$t 'Haéwanfeerang, iaébe feuferrc noto 3torfe« anfe Sáfenme vi? n. .«te. 5amftdfl itn Js. 3aai. Uichtrnftrift, ©ruf an» dftwlitts Maerrs aif )tnt £flipaa<ÍMfaienlía ta ¿a n -1¡ÚÍIIP. tot »A MI ir j i Alt itajla . trnftuMj f tofaBa, M r An*ir»in5(C!n;as(r.u í PirotrfiB t)a> bin . Sbrifo iru t er for tuerta , na* Mo n Ülmn BBÏ f9trüi!f*a sor brr UttirrrítPiBflú; indi feíáita fcaaocra |n œarnta, IB votldtra Un ütjutt i< iírifúKo ÜBiU'jnbrrír tru.it bem qtíránmcrs tiab it)m wrarfffKííitra Wiuf nur Cirai uut lier. btrttr» tnrurlta, irc¡u tmaicr no* rrtdiltítx OifIrqtnijf ti atbcitn It. — 3 K "*** BBttrbalttBPea ¿ralBftBl orinal tr írr¡atíla»íru ftÄtlc-rruaatfl 1C..8B9 (tata ïàaPtra,. aaci) tfíliíjru Mi iájmu »trifft ttatarauftrruna atbt. ©tr ..Xi-líniii • tofo salíiaprlié 2 iras. fía. aitrtt! làarlt A ! .Íigatei; mil Kr $tet íraafc patito t u aàa).t ¿du r eft. Etat Brrajti' rana*, BHi'tnt BUtfK mil ítr ta Bira tpádKBt. l i é rrfdwaeabrs SBiiMnbtrHaa&ieltBaa. crqiai. Hi ti rattjr a!« Pícr:.í )'o ftitIKt ii , ï a Su S6rfl«n«cai¿-fí>Dtír b » ..Jíslrniú'- Kt am MÍ íúfftt arsStrdti jormac aae MI! qfbrinftftrfia C í i (8(& aar JBKI ^rttttbrilf vos um ?tnff ftifr bítritii. 5?(a MfvrhdfB itUra wirb nnftr Platt an * i t « tn'onttre Otittiiaaft »KPfr jeaffanbi anP M« rec&Hír mir b a Xaamrr -"-' waqfopmmrn. Straf «ppiírfnifs nievan {Id) ta bai aáiinUric4«u Zollamt tptabra obrr la fronítrrra Snef » SR » I CrprtitUa fcts „fUUnií" la l'uMraitrifl. X^ú" "iin«»ii!tt>frrr «ach Sont a rfé. ÍBií-tnan rtmimmr, finfe hrfur ?dnla £¿ bfthmni IÍH ¿ifeitri^rr &an ntttjrnctnmra trfsfra. ¿tr »fililí uní nitrm (a^ititfrín iraitjff trfofffii uiif auffp>t«iaiiaií Mt IJ-U ptrprwiAHiiit ífwífan*r, faí titúí i*»títaft i(ít(itYi PJI, fdíra ftii ruiij/i .(.-.i subí Hl1^f(dllIII ífHir^í úm ttae fí i' ! nm Stli), fea? tin niel ,-{r:utn<| ten Í*uí:ie,i 3srfä rnrifüi nena ílnifrt mu eir lUtrifidrift „Hclenit-inen in ci Pinte Stfi»lH l(»e ©r* í nu „!?anî" ¡irüan' CÍB í*i. íBefii aífr fiffVr Siti'íjf wt rpr ttx Xbux i'i/iîfîi:in ftfrltramtn -'îj.tîi+tt!; lâw¿¿en feu, h batIÍTI »ti itm ipfti:^r'¡ftií m íStnna jsnfif fúr iur '^fitt' bi^un^ ífbr «ii^fti^aít RUÍ ttso le ícrt, nttm mt ir/n aíMaírn, tte Hireñrote Siellr, Wfl*f feer „^uní" «ViIfi.M ^f^cn fit! ü'iUf-t Cr* íirfcntttí mitljin.ii t>rft, fee« TtiUf fetP fífrrí rtiBdd dufdïid/T {a mj-.S-ni. Ift íiitií.: lastre wit fcMt ; J?x. Dr. -.iren cjtiífíjüií. twiúVr mt trv, ir¡it« r.i¡t!p)>cptf fedtHíT aiuiclaiifli i«, IHWIIH írtm jtaa/n»lit M> nnfuB'i Pe« iá3#i|f(:«, fe« tu líjlra APIPUIÍT« trinca fpfl, tit rr iH «arrlpa fur tu síeteaií 5anW ¡^ m^aaiit »at fell« l-MWi. t « ¿«»terufettm, - «it iwtaVn í>r. t[ .iHfUaací i» ÜnrOfa, |« 1 jmpffa bdtte, Hurm HajeteaíT. une wir aullen anfuAtio; ae< arvea, tal) wir nara «»mnHif jtfúT&m babel, rivíft »ni wñitea tH vea feínm ftorfedkni im&fítbuUa, Wdí ítfeP* J>anf h r ?V&arrtta>frii ««ï lÍMtdltnfríii^ : leu E« J>m. íí., Cfiarnféaire«, nthW aarrr tm ¿IB«*barta aiitere» feu»«! Ña; friera tu laífn Hut, aid>t ferr faU aetprfrn ip. î-tf «ií*jA cén-iína/ril, »«•!«• Wt)» fût BDÍfi ?j;¡? su n.-ttín. t>(•!.•!•( ill tmv fJíi(t(> i/a 3{«fV, «eUfeca tacirltt in Irr alten SSrit O<«WB(. Wan tjljaH ífn, ron unfre Xroafelltra v;¡ lauur 3íc Deintwnfn ja ínnetn Arírfeta- ano (ti frin« Mue* gr i läeani ntefe N§ fe britáactd rtr íluarAir mt fera lLn< I «JliimjrB aue^eífit íetrn. tit '^aiírtAKit* wríaV feie i ¿\imn:-fi-;í J»* ¿úrawrríta kiugea, fía» far un? a/< I wrbnluf) uH.¡uaíiia. na» ríttatMti teara ílbíi¡ilauh-u. ' tlafe fea ai-.rntint-: í.e .¡«¿/.irt'u'irr "J4f »Bitree l'ai;- ; fer« TiiJí a^ettafani Kfaniu i-e, iV »rmcaVf^i man m 'feie Cr» , » wfiaVn bw bfMMtraflwmbta Suftríiií, ; erren oír r8rppdii"*f pttfft tmàÇat, fiatt^ffuiitra baorix. , SWan glanbí \. *. ausencia (V), ta»> feer ¿i.i.n Oatncí- I Si-res un» tit ÍlrífBtiuifdK »f iNji-fif[Teata-afl fin N«» [Míel»f fe««, iwlitfai Wnfeerfflmpífr Bwa fera 9tamra ¡ Varíala artr, uní nor A5eip«ta m SSoolmb» wirt | ala ein argenflimícr í'ftrgrrfma aa^rfetra. SBran awn ¿tint fiffta .Àaïaiitäten a^a> feí*;ufúa,(, bai} traniiamfJ'.' uní anrtre ameiifaaiwoe üdfRtrn iljr •AVi'-iiü'ñ,-,- iritn. ma M.í.!>en ne* ^n-iier rrtitiÄftlen ant taîanb BW aui'ivanitiamfliimjii ?íB#t6fr»Hj i» ifert Vantet (a ¡libia. \i* irtrf rs Jei*t etCaifi*, mt vitit S:inlf ffwai tret alieteni j^mu i ñnr, tint ia feein ibatu dna/tvic ifitin ï-1-•-.: ;i,¡fn >?) f.-.tirf mu tee 3« unf íücile, »if In »»n-n i;, (lart^djí^-tifti aie:cií¡a>:att¿(n na ^emi^f gmart ivutfe, íebr (uîrirtrn. 28;r ntitifrtt uns (*!af tviint'ilKii, ettis tifiVr ritte c'l'titt ^eiíja wpttra «a ; tr ieat « r f^irimatrr »at ;!i:(írtrtt Ñr «jittHy&f. Xxt uAfyt Ibrvt ter Hr:ci;itttB. trri&e "re. tí. fu^ajtrt »a!, :-.•;.•• aa# :'. M'.: , » imfe ¿AwrMfta , iKattraalitateR, t« anfl a« bftcn feapenitra. 33n irnten, ta^ fw. <¿ met nur an tie ^ermeorua^ und :.;i i.Tbimiii ter Xt lett;t 5am.) ip.i {untttrbeen wtrt. yt .leu«« hiei rut.1 ' Kin,- biieiit! geleiitftea rirnjli riae» ietjr crepes .lu uattfue, uat trie ;n-eiteln mint Nran, untere ÄFetivt n-ei-.it einiVïi» , tag tieie £>itj war trnn irautrr nafec ett «riafn tei unO elfn f* pfi rwi í*ef a«& ívr¡fti a.flâu^neîi" une VfTpolwte* >.*jticifctr:,i; dt^nt t>c ;i¡ií;í.inr.í;i¡: i Ktib ¿aula ,;«• '. âStr. fasten, fie im ^iilen bee ¿rati San« «ú iu Kdufnteiu* •í.t'WíUfrannecimta fe-a he ÄCBf riaet ílUiithfelentf ñadí 'Su ter ftcaHÍtiím HHI attaaeitojeit 'SttUiár.jfen» ñ'ittt», fie \*X {twa ea>av fleaca t.t iímlJUe ter mutínfibcn tintajíínrrlt...' «a» al« ¿mi* rer 'Jíraieriir^ ifiirn few arMátogm He vciDliracA Cíe««, tnu tie an&Mjt » a i^eacp-acre* ttvni flnMreé afet tit 3to«*tí«4 pfneit tw 3Atwi¡ír tílentt »et adata ¿ti ititr u'iittiri»««« ivit.ir.íi ? Sir rtf mit tft .lafneíenSe« ttr ftjíen ¡tettaiji. i „mtt ter 9 « un: finit, w.t lot ut un ftf (tajjed «rara t'eipr'-ii-iiiiiitit tin (}k*i# (i.:,in,: Bt«: .rt.-, 'Vlidt » arrbJIt, werten wir ti-tituvtv ïji; rrfatfe» e%eara î»riefr irerte;» UtnUt SafííMaft .K**ï«,. Uetr: atoi rrfcrfeiii tri litfuüüM^ ter fera ¿Ufitcf&it èttît'l fe^iea Îtotraun^rB nur Jeit vttt «i4.iittii Ul r'.i ni>9 wrten ftd> ta&ff aas" fern reftra 'i'iitteu iuft'irr ¿'.' Í íefe««Jj »api c*(afff peten táffra, aHl aiJjUefcraa' iae-íií'nea) ni*t: aöir oreHe« aber niibt tçietfrfdafs, war RHr ('? (ft i".:-;n ¿<¡>t ;í »a^k-tt así fái •.;-,* 1 ,>..- FIGURA 4.— Una página de "Der Kolonist", semanario de Lichtensteig (Suiza), con un artículo adverso a la emigración hacia Santa Fe (junio 28 de 1856). FIGURA 5. — Arriba: Ranchos ocupados por los primeros colonos llegados a Esperanza (Reproducción autorizada de "Anales de la Sociedad Rural Argentina", Buenos Aires). Abajo: Casa-habitación de colonos de Esperanza ya propietarios. Las paredes son de adobe, y las puertas, ventanas, persianas y marcos, de algarrobo de los montes de la colonia. COLONIZACIÓN SUIZA EN LA ARGENTINA 49 "norteamericanizante" (fomentado por las agencias de emigración orientadas exclusivamente en esa dirección), la ignorancia acerca de los países del Plata, y el desánimo suscitado sobre todo entre los suizos por las reiteradas dificultades y fracasos en el Brasil. Es muy probable que la aludida disminución de la emigración a los Estados Unidos en dicho año haya volcado las simpatías de algunas agencias hacia Castellanos. En Basilea, estratégico centro de comunicaciones situado en la conjunción de las fronteras suiza, alemana y francesa, se hallaba el asiento de las más importantes agencias de emigración suizas. Entre éstas, la dirigida por los dinámicos socios Carlos Beck y Aquiles Herzog se puso decididamente de parte de Castellanos, y a su acción se debe, sin duda, la proporción mayoritaria de suizos en la fundación de Esperanza. Como ya se ha dicho, ellos editaron el folleto de Castellanos de 1.855, y se trabaron en una verdadera pelea impresa contra los timoratos o interesados que, con buena o mala fe, ponían la Argentina a la par del Brasil, malsano y de fuerte tradición esclavista. Se nos refleja la misma en un opúsculo detractor, editado por "Der Kolonist" (El Colono), de Liechtensteig (cantón San Galo), que fué prontamente contestado por Beck y Herzog en un folleto aparecido como anexo de la "Aargauerzeitung" (Diario de Aargau), constituido en su mayor parte por citas del libro de Brougnes de 1852 antes mencionado ("Extinction du paupérisme agricole..."). Se estableció hasta fines de agosto el plazo para la concertación del contrato de colonización por parte de los interesados con las agencias respectivas. Entre el 20 de septiembre y el 5 de octubre se pensaba efectuar el embarque de los emigrantes. Así también se explica la carta de Castellanos del 7 de junio, ya que éste había convenido en avisar con cuatro meses de anticipación la llegada de los colonos. Si éstos partían a fines de septiembre, llegarían hacia fines de noviembre, o sea que el aviso precede en casi seis meses la fecha presunta de arribada de los colonos (cuatro desde su probable recepción). Ello testimonia, además del optimismo aludido, un gran sentido de la responsabilidad al otorgar al gobierno provincial el mayor tiempo posihle para los trabajos previos a la recepción de los colonos. # # # La propaganda de Aarón Castellanos por todos los medios de pu- 50 JUAN SCHOBINGER blicidad, al principio en zonas de habla francesa (recordemos que su domicilio se hallaba en París), parece haber encontrado también su primer eco en dichas zonas. Tal vez contribuyó a ello la acción anterior de Brougnes en Francia meridional. En cambio, la de Castellanos prendió sobre todo en las regiones montañosas de Saboya, el Jura, y los cantones suizos de habla francesa. El hecho que ahora nos interesa se halla testimoniado, entre otros, en el apéndice epistolar de la Circular de Vanderest, en' donde, con fecha 24 de mayo de 1855 se reproduce una carta del encargado de Negocios de Buenos Aires en París, Mariano Balcarce, a su colega suizo el coronel A. Barmann, para enterarlo brevemente de "las buenas condiciones generales que el inmigrante europeo tiene la seguridad de encontrar en estos países". Dos motivos lo inducen a ello: el pedido expreso de Castellanos, y una comunicación recibida del Prefecto del distrito de Veveyse, en el sur del cantón de Friburgo, pidiéndole datos acerca de la emigración a los Estados del Plata. Había, pues, ya en la primera mitad de dicho año, inquietud emigratoria en dicho distrito helvético, y un interés concreto por la Argentina como meta de su traslado. Notemos el gesto caballeresco de Balcarce, de ayudar a una empresa que beneficiaría a la Confederación que entonces era su rival. Una serie de diez labradores oriundos de Châtel Saint Denis, capital del mencionado distrito de Veveyse, a los que se agrega un saboyano, todos con sus respectivas familias, se presentan en efecto en Basilea a la Casa Beck y Herzog, pidiendo ser incluidos en la expedición a Santa Fe. Pero estamos en septiembre, tal vez ya a principios de octubre, y aunque sabemos que por entonces todavía su colega Textor efectuaba contratos, Beck y Herzog —para no desmerecer la inflexible rectitud suiza —considera pasado el plazo y provista su "cuota": los friburgueses son rechazados. Pero se les insinúa la posibilidad de efectuar el viaje por propia iniciativa; la misma Casa puede ofrecerle sus servicios para ello. Podemos imaginarnos la situación de los emigrantes: ilusionados por los favorables informes sobre la Argentina, empujados por razones económicas y tal vez de otra índole a abandonar su terruño, habiéndose retrasado (por razones que desconocemos) su presentación ante la agencia colonizadora, habiendo probablemente liquidado sus haberes y hallándose tal vez con el bagaje ya listo, ¿qué otra cosa les quedaba, sino lanzarse a la aventura? Decidieron, pues, tomar el primer barco que les pudiese ofrecer la Agencia, para tra- COLONIZACIÓN SUIZA EN LA ARGENTINA 51 Car de obtener por su lado algunas de las doradas ventajas que prometía Castellanos a sus colonos. Y como si se confirmara la sentencia evangélica de que "los últimos serán los primeros", los once pioneers con sus respectivas mujeres e hijos (suman en total unos 50) se embarcan el 29 de octubre de 1855 en el puerto de Amberes, en el velero "Le Progrès", cuando los colonos de la primera remesa de Castellanos, retrasados, esperan en Dunkerke impacientes su partida. (Nueve días después saldría el primer barco de éstos, y un mes después, el segundo.) Hallamos pues, en camino, a la primera agrupación, pequeña aun, de inmigrantes suizos de la que se tienen noticias concretas en el siglo xix y cuya acción se hará sentir bienhechoramente en la joven nación. Se trata de los fundadores de la llamada "colonia agrí- cola de Baradero". # # # Siguiendo los datos recopilados —seguramente a base de fuentes de primera mano— por Dn. Emilio Frey en su artículo de 1907 en "El Tribuno", sabemos que el día 6 de enero de 1856, "Le Progrès" llega a Montevideo. "Como este buque tenía que demorarse allí, se trasladaron a bordo de una goleta, llegando el 8 de enero de 1856 a Buenos Aires, y como no venían dirigidos a persona alguna, tenían que informarse, y para evitar mayores gastos, alquilaron una casita en el Paseo de Julio." Podemos imaginarnos a esta cincuentena de personas con una mezcla de desilusión y de esperanza, instalándose en la misma costa del fangoso río (en la actual x\venida Alem), sin atreverse a entrar demasiado en la ciudad, pasando tal vez por ello inadvertidos entre el fárrago creciente de inmigrados que, según los diarios de la época, estaban inundando la ciudad, la mayoría vascos franceses, italianos, portugueses y saboyanos". En su desorientada búsqueda —durante la cual se dice que algunos de los hijos trabajaron como jornaleros en la Aduana— se toparon con un representante del coronel Silvino Olivieri, de cuya Legión Agrícola ya hemos hablado, que estaba precisamente por partir hacia Bahía Blanca. No convenció a los prudentes suizos la posibilidad de trabajar en un lugar tan lejano, rodeados de indios e italianos. Únicamente uno de ellos, Francisco Colliard, con su esposa y dos hijos, aceptó la oferta. No sabemos qué fué de ellos posteriormente. Recibieron también —nos dice Frey— una oferta 52 JUAN SCHOBINGER para trabajar en unos campos de San Fernando y en las islas del Tigre, que tampoco aceptaron. Habían venido con la idea de ser propietarios, y persistirían en la misma hasta terminárseles el viltimo Franc que traían en el bolsillo. # * # Las desiertas barrancas occidentales del Paraná vieron llegar, por el año 1615, a un grupo de hombres presidido por el gobernador criollo Hernando Arias de Saavedra, quien decidió crear una reducción de indios en el lugar que luego se llamaría el Baradero. Brazo ejecutor fué el meritorio fraile franciscano Luis de Bolaños, a la sazón de 76 años de edad. Éste se estableció allí al año siguiente con un contingente de indígenas del Litoral (Guaraníes, Mbeguás y Chañas), a los que trató de enseñar las artes agrícolas. La esforzada labor de fray Luis de Bolaños —efectuaba periódicamente viajes a pie de Buenos Aires al Baradero— no parece haber trascendido más allá de su muerte en 1629. Quedó, no obstante, el nombre del lugar y un caserío a orillas de este estrecho brazo del Paraná, declarado Parroquia en 17301 . El fértil humus de Baradero llevó a la continuación de la modesta agricultura colonial, que vemos documentada desde las Invasiones Inglesas. En efecto, en 1807 se inició un proceso (que por lo que conocemos quedó sin dilucidar) por haberse cargado partidas de trigo para las tropas expedicionarias inglesas. Aun a principios del período rosista hay datos documentales que revelan cierto florecimiento de las actividades! agrícolas. Entre 1834 y 1838 se otorgaba permiso para cargar cereales en el puerto del Baradero, destinados a otras provincias. En el Juzgado de Paz de Baradero se conserva, por ejemplo, la solicitud de un italiano, Giuseppe Solari, del año 1836, para cargar 100 fanegas de trigo "en un cuter de mi propiedad". Pero, después de estos años, la agricultura decae por completo, por las condiciones politicoeconómicas, la falta de inmigración, y el desapego de la población de campaña al trabajo agrícola y a su consumo (carne, mate, y algo de maíz, eran los alimentos clásicos del gaucho). El latifundio ganadero, primó también en el norte de la provincia de Buenos Aires. 1 Según algunos, el nombre se habría originado por confusión fonética con "bajadero". Pienso que, más probablemente, su raíz se halla en el hecho de que allí las embarcaciones "varaban", es decir que había un puerto. COLONIZACIÓN SUIZA EN LA ARGENTINA 53 Caído Rosas, algunos de estos estancieros, vinculados con otras personas de ideas progresistas —el médico Lino Piñeiro, el educador Germán Frers, por ejemplo— se preocupan por el restablecí- cimiento de la agricultura abandonada. Más que los que habitaban regiones que nunca habían conocido la agricultura, aquéllos se daban cuenta de la importancia que tendría un núcleo agrícola en ese lugar, tanto para la economía general del país y de la provincia, como para el progreso de Baradero, como también —claro está— para la valorización de sus propiedades. Por otra parte, en los primeros días de enero de 1856 estaba por constituirse la primera municipalidad electiva en el Baradero; ello formaba parte de la labor de ordenación jurídica que lentamente se estaba cumpliendo. Como consecuencia de todo ello, efectuábanse en la ciudad de Buenos Aires, animadas reuniones entre los más caracterizados vecinos de aquel pueblo. A los nombres citados se agregan: Martín de Gainza —futuro General, ministro de Guerra y Marina en la presidencia de Sarmiento—, Luis Villanueva, José A. Menéndez, y otros. En esas circunstancias se produce el encuentro —providencial e inevitable, a la vez— de ambos grupos: el criollo, necesitado de brazos activos, inteligentes y experimentados para llevar hacia adelante su estancado país, y el "gringo", necesitado de la hospitalidad y ayuda de los primeros para valorizar su trabajo y labrarse un puesto digno en la vida. No es probable que el encuentro de Germán Frers con los inmigrantes suizos "tirados bajo los árboles, a orillas del río", cerca de la entonces llamada Alameda de los Ombúes, fuera del todo casual, como suele decirse. Seguramente ya tenían noticias de su presencia, y pudieron ser entrevistos como "candidatos" entre la masa de inmigrantes que entonces vagaban por Buenos Aires. Aun más: según Frey, el mismo Castellanos, enterado del caso de estos emigrantes, y no obstante no tener ningún compromiso con ellos, escribió, entre otros, a su amigo el hacendado Patricio Lynch, pidiéndole su intervención. Éste a su vez "habló de este asunto con don Luis Villanueva y con sus yernos Martín de Gainza y Germán Frers". Sea como fuere, los inmigrantes aceptan gustosos la propuesta que les ofrece este último, por la cual quedaban puestos casi a la par (si prescindimos de la extensión de los respectivos terrenos) de los colonos de Castellanos, cuyos primeros dos barcos anclaban por esos mismos días en la rada de Buenos Aires. En efecto: las "maduras discusiones" de que habla el acta del 4 de febrero culmi- 54 JUAN SCHOBINGER nan con la decisión de otorgar a estos labradores de profesión, no bien entrara en funciones la flamante Corporación Municipal de Baradero, sendos lotes de 200 por 300 varas en el ejido del pueblo, cedidos por el viejo sistema de la enfiteusis. La figura de Germán Frers es interesante. Oriundo de Holstein en Alemania (en realidad, Johann Gotthilf Hermann Frers), había llegado en 1842 con su hermano Gustav Wilhelm a Buenos Aires. Fué nombrado, dos años después, maestro en la recién creada escuela evangélica alemana. Actuó también como organista en los servicios religiosos, y como director del coro. Después de Caseros, fué llamado por el gobierno porteño para administrar una escuela normal. Dos años más tarde ascendió a jefe del Departamento de Escuelas del Estado de Buenos Aires, lo cual provocó la enconada oposición de los círculos católicos. Su conexión con los terratenientes de la zona de Baradero provino de su vinculación matrimonial con la familia Lynch Zavaleta. Más tarde renunció a su cargo oficial para dedicarse por completo a las actividades agropecuarias. Fué también juez de paz y presidente de la Corporación Municipal de Baradero. Su hijo Emilio Frers fué el primer ministro de Agricultura, al instituirse en 1895 dicha cartera nacional. Como hombre culto que era, Frers seguramente conocía el francés y es así como pudo entenderse con los colonos, e inspirarles la confianza que éstos tanto necesitaban. Gracias —probablemente— a una persona "influyente" (pensamos, por ejemplo, en Martín de Gainza, o en el mismo Frers) se activaron los trámites para la obtención del pasaporte necesario en esa época para trasladarse de Buenos Aires al interior. Al mismo tiempo fué fletada una barca para su traslado al Baradero, no bien estuviesen extendidos los pasaportes. Los sucesos transcurren ahora rápidamente. El día 27 de enero entra en funciones la Municipalidad de Baradero. El 28 es otorgado a cada persona el pasaporte "para pasar libremente al Baradero", con validez de un mes a partir de la fecha (véase fig. 3). Poco después, o tal vez el mismo día 28, los 46 integrantes del grupo se embarcan en el puerto del Riachuelo. Según Frey, el mismo Frers los acompaña a bordo. El viaje dura unos cinco días. Llegan a Baradero el 3 de febrero (siempre según Frey), fecha del cuarto aniversario de Caseros. La flamante Corporación Municipal está preparada para su recepción, y ya ha realizado los trámites previos. Así se explica que, con una COLONIZACIÓN SUIZA EN LA ARGENTINA 55 rapidez asombrosa para la época, al día siguiente pueda reunirse y, en posesión de los documentos de los colonos, pueda inscribir en la primera foja del libro de Acuerdos de esa Municipalidad el difundido texto: "En el pueblo de Baradero, a 4 de febrero de 1856, reunidos en la sala del Juzgado de Paz los infrascriptos, presidente y miembros de la Municipalidad, teniendo en vista el completo atraso en que se halla esta población en todo el ramo de agricultura; deseando por todos los medios posibles sacarla de este estado de miseria, y poseí- dos de la convicción íntima, según las maduras discusiones que han tenido sobre este asunto, que el donativo de tierras en el ejido de este pueblo, con calidad de cultivo, sería un estímulo poderoso que atraería la inmigración, abriendo así una nueva era de adelanto con el vigoroso impulso que esta medida daría, fomentando dicho ramo, tan importante a la prosperidad de los pueblos, han acordado proceder en este sentido mientras lo crean conveniente, y al efecto han empezado por hacer estas donaciones a varias familias suizas, por fracciones de doscientas varas de frente y trescientas de fondo en el sitio denominado Rincón de Arrecifes, en la costa del río de este nombre; dejando entre una y otra suerte una calle de veinte varas de ancho, cuyos costados deben poblar de arboleda los agraciados, que son los siguientes: Juan Mer (escrito así por error, siendo un realidad Jaime —o Claudio— Jeanmaire; era el saboyano), Juan Genoud (padre), Ignacio Genoud, Casimiro Genoud, José Cardinaux (padre), José Liaudat (padre), Pedro Liaudat, Juan Luis Chollet, José Cardinaux y Jaime Cardinaux. Para la debida constancia se extiende la presente acta en el libro de acuerdo. Firmado: Lino Piñeiro, Pedro Alonso, Francisco San Martín, Luis Villanueva, presidente." Pero esto no era más que el comienzo; faltaba elegir, amojonar y tomar posesión de las pequeñas parcelas asignadas. Ello se fué realizando en los días y semanas siguientes, mientras los colonos vivían provisoriamente en dos casas del pueblo (dato del señor J. Alejandro Barbich) x . Los comienzos fueron tan difíciles como los de los santafesinos. Aunque obtuvieron toda la ayuda que podían proporcionarles la Municipalidad y los vecinos del pequeño pueblo —quienes los recibieron, según se dice, casi como "enviados del cielo"—, debían construirse sus ranchos y no recibían alimentos como los de 1 Según el informe de la Academia Nacional de la Historia mencionado en una nota anterior, ya el 7 de febrero entraron los colonos en posesión de la tierra, comenzando el día 12 el laboreo de la misma. 56 JUAN SCHOBINGER Esperanza y San Carlos, sólo se les dieron algunas vacas y caballos. En cambio, una vez pasados los primeros meses y efectuada la primera recolección, podían mantenerse con el producto de su venta, favorecida por las comunicaciones favorables de ese lugar provisto de puerto, y por su cercanía con Buenos Aires. Se conservan aún algunos arados de palo con que los primeros colonos "puntearon" su chacra. El lugar ocupado por las diez primeras parcelas que formaron la llamada "Colonia Suiza" de Baradero, se halla bien señalado en el plano que hemos visto en la Exposición del Centenario, en Baradero, confeccionado por D. Ambrosio Liaudat. Se hallaba al sur del río Baradero. "Rincón de Arrecifes" era su nombre tradicional. Sobre las tierras altas, que forman como una punta hacia el Oeste, se extendían hacia lo largo, de E. a O., dichas diez parcelas de 200 varas de frente por 300 de fondo cada una (unas 3,40 Ha.). El plano señala, además, una planta de pina, que todavía se conserva, plantada por la familia Liaudat el año de su instalación; el molino levantado por Jaime Jeanmaire y su hijo Esteban a un costado de su parcela para moler, el trigo de los demás colonos (trasladado en 1865 a un lugar cercano a la confluencia de los ríos citados) ; el "Puente de los Suizos", que cruzaba el río Arrecifes, sobre el que iba un camino que unía Buenos Aires con Rosario, y el "Rincón de los Suizos", situado sobre la barranca en la punta occidental, especie de posesión conjunta bajo cuyos árboles los colonos solían reunirse y descansar. Vemos que, tanto por formar un núcleo cerrado, situado a un par de kilómetros del pueblo, como por la pequenez de las parcelas y las dificultades propias de todo comienzo, las diez primeras familias debieron mantener una fuerte solidaridad, trabajando bajo un tácito cooperativismo, sin el cual no hubieran podido subsistir. Ello fué favorecido por el hecho de provenir todos del mismo "pago" helvé- tico, hallándose varios emparentados y conociéndose seguramente desde mucho antes de emigrar. Esa solidaridad —el "uno para todos, todos para uno"—, que ya impidió su disgregación en los difíciles días de Buenos Aires, los llevó, en Baradero, al triunfo. Consecuente con su propósito de favorecer el cultivo del suelo, la Municipalidad decidió no percibir el canon que según la ley rivadaviana todavía vigente en la letra hubiera correspondido. Como ya lo dice el acta que hemos transcripto, dichas parcelas fueron donadas. Cuando, tras las cartas favorables escritas por los suizos a sus allegados, arribaron al año siguiente ocho familias más para engrosar COLONIZACIÓN SUIZA EN LA ARGENTINA 57 la "Colonia Suiza", se estipuló con ellos las mismas condiciones. Así es como, en un informe dirigido años después al intendente de la ciudad hermana de Esperanza, tras citar el acta del 4 de febrero de 1856, se dice: "El 14 de mayo de 1857 se acordaron tierras en las mismas condiciones a otras ocho personas atraídas por cartas de los primeros colonos favorecidos, y el Concejo Municipal en la misma fecha declaraba que ésta sería la última donación de tierras dadas a inmigrantes cultivadores, y que en lo sucesivo los que vinieran tendrían que alquilar los terrenos, como lo hicieron cuatro familias más, llegadas en 1858 y las que podrían ser propietarias de la tierra 12 años después de la ocupación." Martín de Gainza fué quien, como presidente de la Corporación Municipal, firmó aquella segunda donación de tierras comunales. Germán Frers formaba ahora también parte de dicha Corporación. Los apellidos que aparecen formando este segundo grupo son los de Peter, Savoy, Boullard, Genoud (dos), Cardinaux, Bonay y Auzeil (hay algunas variantes en sus grafías). La evolución posterior dio parcial justificación al nombre de "colonia agrícola", que suele darse a este pequeño núcleo de labradores establecido en el ejido de un poblado de entonces 240 años de antigüedad. El trabajo intensivo de los colonos les proporcionó, tras pocos años, capital para ampliar su reducida posesión inmobiliaria; mientras tanto llegaron nuevos inmigrantes, primando entre éstos los suizos de habla alemana. En abril de 1864 llegó también un contingente de la colonia San José en Entre Ríos, compuesto sobre todo por valesanos. Según una memoria del mismo año 1864, existían entonces 374 chacras y 222 quintas, y 284 propiedades tenían cercos de ñandubay o de alambre (cuyo uso se había introducido pocos años antes), mientras que otras conservaban el viejo sistema de las zanjas para su delimitación. Había 56 casas "de azotea", siendo el resto ranchos de ladrillos o de barro, con techo de paja. Por ese tiempo fué fundada en la colonia una escuela, "más grande y más elegante que la de la ciudad" (Beck), donde enseñaba un maestro alemán, pero la asistencia era bastante limitada e irregular. El cultivo más importante era el de la papa, cuyas cosechas, a diferencia de otros lugares del Litoral, tenían casi siempre el éxito asegurado, gracias a la especial característica humífera del suelo. Según Beck, dicho cultivo enriqueció a las primeras familias, ya que se vendía entonces a 25 pesos papel la arroba1 , pudiéndose efectuar dos 1 25 pesos papel equivalían a 1 peso fuerte (patacón), el que a su vez equivalía a unos 5 francos suizos. La arroba pesaba entonces 11,5 kg. 58 JUAN SCHOBINGER recolecciones al año. A su lado, también se cultivaba maíz, trigo, batatas y diversos productos de huerta. La pequenez de las parcelas —reducidas para los colonos que llegaron después de los primeros, a lotes de 200 por 200 varas (2,25 Ha.)— impidió el desarrollo de la ganadería. Más tarde, al extenderse su radio de acción, tomó incremento la industria lechera. Baradero fué el centro de introducción de la raza bovina friburguesa. En 1865 Guillermo Perkins escribía: "En Baradero puede verse lo que puede alcanzar la perseverancia germánica (nosotros diríamos, más exactamente, alpina), hoy como siempre, en todas partes del mundo. Rezamos a Dios, que pronto se llene toda la República de tales hombres, que trabajan de tal forma la tierra." Como a los colonos de mayor éxito, cita Perkins los nombres de Schaer, Hegi, Schaetz, Schachbaum, Hombert y Mattig. La vida económico-social de Baradero se nos manifiesta gráficamente en un "Plano de los terrenos ocupados por los colonos suizos en el ejido del pueblo de Baradero, levantado por orden del Superior Gobierno —1868— por Germán Kuhr" (perteneciente hoy al señor Lorenzo J. Bozzo), y que hemos podido ver asimismo en la citada Exposición del Centenario. Vemos allí la zona de chacras y parcelas que rodea, por el Oeste y el Sur, al pueblo de Baradero. Dicha zona constituye un amplio cuadrado, que representa en pequeño el crisol de razas en que se estaba convirtiendo la Argentina; hallamos apellidos como Dufour, Junot, Schär, Habegger, Ambord, Siegenthaler, al lado ya de Machiavello, Cedari y aun de Calixto Gómez, Ignacio Díaz, Ignacio Pereyra... Pero, rodeando a todo el complejo de divisiones pequeñas, observamos otras mucho más grandes. Cuál un fuerte "cinto de seguridad", el viejo latifundio se halla representado, al Sur, por D. Victorino Camaño, y al Este, por "los herederos de Nicolás Martínez" (con límite cuestionado). La subdivisión de la tierra para su laboreo intensivo púdose hacer, pues, en un principio sólo en la tierra de propiedad municipal, y sólo poco a poco fué extendiéndose a los alrededores, cuando los enriquecidos colonos comenzaron a comprar parcelas de las estancias vecinas. Como también en Santa Fe, el valor de la tierra aumentó rápidamente, lo cual dio origen a la consabida especulación. Pero a diferencia de aquella provincia, el impulso dado por los suizos para la intensificación agrí- cola, y sobre todo para la obtención en propiedad de la tierra por parte de quien la trabaja, no pudo llegar a ser de tanta trascendencia en esta área bonaerense. Baradero, cuyos colonos y enfiteutas obtu- COLONIZACIÓN SUIZA EN LA ARGENTINA 59 vieron en octubre de 1870 la posesión de las tierras fiscales ocupadas (contra un pago de 300 pesos por cuadra cuadrada), quedó como núcleo agrícola modelo, pero no pudo llegar a ser "madre de colonias" como lo fué, en otro ambiente geográfico, su fraterna rival Esperanza. En cambio, conservó por más tiempo y con mayor fuerza su simpático carácter helvético. En 1869 la población suiza de Baradero alcanzaba casi al 60 %, como puede verse en el cuadro adjunto, en el que se señalan también las cifras de 1877 y 1887. NACIONALIDADES Suizos Vascos Italianos Franceses Españoles Alemanes Argentinos Total 1869 954 180 130 70 60 28 201 1.623 (Sólo la colonia; en la ciudad había unos 1.200 habitantes) 1877 (*) 699 352 123 1 incluidos 195 j los vascos 59 459 1.887 (Sólo la colonia) 1887 963 592 339 } Ide m 73 5.493 7.352 (Incluidas ciudad y colonia) * Estadística de la Sociedad Agrícola del Baradero, de enero de 1877: 3.402 cuadras cultivadas, con una población de 311 familias y 1.896 habitantes (sólo la zona rural). Del creciente progreso material de Baradero da idea, por ejemplo, la producción de papas, que en 1869 fué de 184.510 arrobas (80.640 en 1867; su precio había bajado por entonces a 8 pesos la arroba); la de maíz (45.840 fanegas; 6.990 en 1867) o la de arvejas (4.980 arrobas; 200 en 1867). Pero dejemos ahora a los laboriosos baraderenses, y volvamos la vista al abigarrado conjunto humano que en Suiza, como en el sur de Alemania y en el este y norte de Francia, espera impaciente la partida a la Tierra Prometida por el "patriarca" Aarón Castellanos.