La Auténtica Defensa. Edición del martes, 03/ene/2006.
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DEL COMERCIO Y DEL BEBERCIO”. HAY UNA HISTORIA EN CAMPANA? - Primera Parte
POR: Patricio Sartor
Citando la frase: Son Cosas del Comercio y del Bebercio", me interesó conocer algo del movimento comercial en Campana.
Movimiento que tuvo sus vaivenes económicos y culturales, adaptandose a necesidades sociales como la venta con libreta, créditos y trueques.
Asi pues, el inicio y el ocaso de muchos de estos comercios se debió a la suerte de la epoca en que les toco desarrollarse. Por ejemplo, en los inicios de Campana abundaban los almacenes de ramos generales. Estos vendian desde un carro hasta un par de alpargatas. Tambien sirvieron de escuela, para aquellos primeros empleados que tras aprender el oficio, con el tiempo, instalaron su propio negocio. El resto del comercio se adaptaba a la industria del momento, por ejemplo : Hoteles, fondas, restaurantes, algun que otro prostibulo, etc.
Todo para la atención de los que trabajaban en los barcos que fondeaban en el puerto de Campana. Tambien el ferrocarril tuvo su incidencia ya que su construcción,y promoción del desarrollo del pueblo, traeria una serie de pequeños emprendimientos comercio / industriales, tales como: ladrilleras, fundiciones, carpinterias, hojalaterias, servicios de encomiendas, taxis, etc.
La instalación del Frigorifico traeria la proliferación de negocios como : Carnicerias, zapaterias,(v zapateros remendones),tiendas, y bares. Otra industria que colaboro con el crecimiento comercial fue la Fabrica de Alcohol.
Es entonces que empiezan a desarrollarse las calles comerciales, siendo la Real la mas solicitada por los negociantes. La segunda calle por cantidad de comercios seria la calle San Martin. hasta casi fines de 1900.En la decada de 1920,los negocios se extendian por la calle Belgrano, y un par de cuadras de la calle Mitre y de la calle Sarmiento.
A continuación nombro a aquellos comercios que por boca de ex dueños, a traves de familiares, v otras fuentes .he podido enlistar. Entre los mas conocidos.
Almacenes y almacenes de ramos generales; En 1875 Marcelino Sivori, pondria el primer almacen y panaderia en Campana cerca de la costa del rio. Tambien en el 75 Martin Arhanectbehere fundo en la esquina de Real y De Dominicis un restaurant. Al tiempo don Arhanectbehere (año 1883) pone un almacen de ramos generales con Esteban Laguinge. Por 1890 don Martin vende su parte a Bernardo Bernatene .La sociedad Laguinge Bernatene, llega hasta 1926,cuando don Bernatene vende a Sanson Barneche( En 1894 tras el cierre del Banco Provincia, éste almacen funcionó como banco de ahorro). Otro almacen de ramos generales fue EL PROGRESO de Lopez (año 1887) (calle Real).Mas o menos en la misma epoca aparecen los almacenes de Felipe lriart (Belgrano yAlem) y de Pablo Carreto (Rawson y Dellepiane).
A partir de 1900 los negocios son: ALMACEN CENTRAL (almacen de ramos generales) de Rosendo Ahchel, LA RECOMPENSA,de Pedro Giobellini, (almacen y fiambreria);estos dos almacenes estaban sobre la calle Real. Frente a la vieja prefectura se encontraba el almacen y despacho de bebidas de Cesan y Monzon( hasta l918),comprandolo luego el señor Vinoni. Tambien estaba el almacen y despacho de carbon, GENOVA de Agustin y Juan Capurro, en San Martin y De Dominicis(este almacen tuvo sus origenes allá por 1890 en las calles Belgrano y Luis Costa).A mediados de 1900 hasta principios de 1930 surgen negocios como el del señor Sanguinetti, almacen y despacho de bebidas (año 1911), (Sarmiento y Berutti),almacen y despacho de bebidas dei señor Cacciabue (año 1920) (Guemes y Berutti),LA ESTRELLA DEL NORTE, de los hermanos Romano, almacen de ramos generales y despacho de bebidas (Este almacen es comprado por los Romano en 1919 al señor Barlaro),en calles Sarmiento y Estrada; almacen de ramos generales Marino Vazquez (Belgrano y Guemes);almacen EL PUERTO de la familia Perez ( calle Belgrano);almacen de Fraxanet (Proveedor de los Buques),en calle Alem; LA AURORA almacen de la familia Garcia (Belgrano y Becerra);almacen de ramos generales de la familia Castaño ( San Martin y Guemes); almacen de Ernesto Cavalli, luego de la familia Rodriguez (San Martin y 25 de Mayo);almacen de Gavioli (Sarmiento y Ameguino); almacen de ramos generales LA FORTUNA de Pablo Schinoni (Rawson y Ugarte);almacen y ferreteria EL PASATIEMPO del señor Pagani ( 9 de Julio y Lavalle) ;almacen de Soria (Sarmiento y Ameguino);almacen de Primo Colombi (25 de Mayo y Castelli); almacen de doña Rosita Franco (Rivadavia Y Estrada); almacen de Diaz ( Luis Costa y Rawson);almacen de la familia Bonesi (25 de Mayo y Moreno);almacen y despacho de bebidas de la familia Fraticelli (San Martin y Luis Costa);almacen de Terencio Bobba (Castilla y Becerra);almacen de Saint Hilaire,luego almacen EL COQUITO de la familia Couradet (Rivadavi y Estrada).
Si hay alguien que quiera agregar o corregir,o colaborar con mas datos de comercios y pequeñas industrias, remitirse a Moreno 297.
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sábado, 29 de junio de 2019
LA PROPAGANDA DE CASTELLANOS EN EUROPA. FRUTO INDIRECTO DE LA MISMA: L A "COLONIA SUIZA" DE BA - RADERO (PROVINCIA DE BUENOS AIRES).
LA PROPAGANDA DE CASTELLANOS EN EUROPA. FRUTO
INDIRECTO DE LA MISMA: L A "COLONIA SUIZA" DE BA -
RADERO (PROVINCIA DE BUENOS AIRES).
Como base inmediata de su gran proyecto colonizador, Aarón
Castellanos inició en Europa las gestiones para cumplir el convenio
con el gobierno de Santa Fe del 15 de junio de 1853. Para obtener
el material humano destinado a sus colonias, púsose en contacto
con varias agencias de emigración, a quienes confió la tarea de propaganda
directa, la concertación de contratos con los interesados,
y su ulterior embarque. Quedaron, como subagentes de su empresa:
Vanderest, director de la "Agencia de Emigración Universal",
en Dunkerke; C. H. Textor en Francfort del Main, y Beck & Herzog
en Basilea, la que algunos años antes había comenzado sus actividades.
Allí vemos, pues, representados tres países centro-occidentales
de Europa (llamados por Castellanos "del Norte" en oposición
a las regiones mediterráneas). Dichas agencias darán a conocer
el contrato de Castellanos con la provincia de Santa Fe, encargándose
por su parte de la propaganda para la emigración a la Argentina,
en estrecha colaboración con aquél. Así, por ejemplo, la
firma Beck y Herzog efectúa la traducción alemana de un folleto
de 80 páginas escrito por Castellanos, titulado "Breves consideraciones
sobre la República Argentina", en el que describe las condiciones
físicas, económicas y sociales del país, dando cuenta de sus
enormes posibilidades. Bien documentado, este opúsculo revela las
apreciables dotes intelectuales y literarias del autor. Sus páginas
finales contenían cartas recabadas en parte por el mismo Castellanos,
conteniendo, naturalmente, opiniones elogiosas de la Argen-
48 JUAN SCHOBINGER
tina. También incluyó el informe de 1813 del coronel Pedro Andrés
García, que hemos citado en el capítulo I. El folleto circuló
—en versión francesa y alemana— por Suiza, Alemania y Francia.
El 30 de mayo de 1855 la Agencia de Vanderest publicó una extensa
"Circular", que comienza dando cuenta de la repentina disminución
del flujo inmigratorio a los Estados Unidos (recordemos
que en 1854 salieron casi 14.000 personas de Suiza, y sólo 4.759
en 1855). Las causas eran, no tanto la disminución del mal estado
de la economía social centroeuropea, sino de "la crisis que continúa
paralizando el comercio industrial de la Unión Americana" y
otros factores desfavorables, comunicados por los emigrados a sus
familiares. La Circular destaca luego las ventajas ofrecidas por "el
señor Aarón Castellanos, ciudadano argentino", a los colonos que
quisiesen establecerse "en la costa derecha del río Paraná y en las
dos del Salado, en la provincia de Santa Fe. .. ". También aquí se
transcribe una serie de cinco cartas. Poco antes, el 15 de mayo,
Castellanos había firmado el convenio con Vanderest, el que, junto
con el contrato del primero con el gobierno santafesino, fué registrado
el 21 del mismo mes en el Ministerio del Interior del entonces
Imperio Francés de Napoleón III.
Por otra parte, en marzo del mismo año, Vanderest solicitó del
Gobierno de la Confederación su nombramiento como Cónsul de
la Argentina con residencia en Dunkerke, a fin de facilitar con esa
mayor autoridad la emigración hacia este país. Reiterado dicho pedido
en su carta del 6 de junio, a la que acompaña la Circular que
ya hemos mencionado, accedióse a ello, y encontramos con fecha
17 de septiembre de 1855 el decreto pertinente.
Si pensamos que el día 7 de junio ya comunicaba Castellanos a
su comisionado Iturraspe que la expedición de mil colonos se hallaba
pronta, debemos suponer que exageraba, en su optimismo, al
ver que el contingente se estaba completando *; pero, también, que
su propaganda había comenzado varios meses antes del convenio
con Vanderest. Es durante esos primeros meses de 1855 cuando Castellanos
se trabó, prácticamente solo, en lucha contra el prejuicio
1
Tenemos una prueba fehaciente de ello en el hecho relatado en sus memorias
por una fundadora alemana de Esperanza, de haber suscrito sus padres el contrato
de colonización con Vanderest y Textor en el otoño de 18SS (Schuster, II, p. 197).
Por otra parte, en nota final a su Circular antes mencionada, Vanderest recalca que
para las primeras expediciones "sólo se admitirán compromisos hasta el 25 de agosto".
Véase también lo que dice el mismo Castellanos en la página 129 de sus memorias
de 1877.
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¡ Varíala artr, uní nor A5eip«ta m SSoolmb» wirt
| ala ein argenflimícr í'ftrgrrfma aa^rfetra. SBran awn
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uní anrtre ameiifaaiwoe üdfRtrn iljr •AVi'-iiü'ñ,-,- iritn.
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FIGURA 4.— Una página de "Der Kolonist", semanario de Lichtensteig (Suiza), con
un artículo adverso a la emigración hacia Santa Fe (junio 28 de 1856).
FIGURA 5. — Arriba: Ranchos ocupados por los primeros colonos llegados a
Esperanza (Reproducción autorizada de "Anales de la Sociedad Rural Argentina",
Buenos Aires). Abajo: Casa-habitación de colonos de Esperanza ya
propietarios. Las paredes son de adobe, y las puertas, ventanas, persianas
y marcos, de algarrobo de los montes de la colonia.
COLONIZACIÓN SUIZA EN LA ARGENTINA 49
"norteamericanizante" (fomentado por las agencias de emigración
orientadas exclusivamente en esa dirección), la ignorancia acerca
de los países del Plata, y el desánimo suscitado sobre todo entre los
suizos por las reiteradas dificultades y fracasos en el Brasil. Es muy
probable que la aludida disminución de la emigración a los Estados
Unidos en dicho año haya volcado las simpatías de algunas
agencias hacia Castellanos.
En Basilea, estratégico centro de comunicaciones situado en la
conjunción de las fronteras suiza, alemana y francesa, se hallaba
el asiento de las más importantes agencias de emigración suizas.
Entre éstas, la dirigida por los dinámicos socios Carlos Beck y Aquiles
Herzog se puso decididamente de parte de Castellanos, y a su
acción se debe, sin duda, la proporción mayoritaria de suizos en la
fundación de Esperanza. Como ya se ha dicho, ellos editaron el folleto
de Castellanos de 1.855, y se trabaron en una verdadera pelea
impresa contra los timoratos o interesados que, con buena o
mala fe, ponían la Argentina a la par del Brasil, malsano y de fuerte
tradición esclavista. Se nos refleja la misma en un opúsculo detractor,
editado por "Der Kolonist" (El Colono), de Liechtensteig
(cantón San Galo), que fué prontamente contestado por Beck y
Herzog en un folleto aparecido como anexo de la "Aargauerzeitung"
(Diario de Aargau), constituido en su mayor parte por citas
del libro de Brougnes de 1852 antes mencionado ("Extinction
du paupérisme agricole...").
Se estableció hasta fines de agosto el plazo para la concertación
del contrato de colonización por parte de los interesados con las
agencias respectivas. Entre el 20 de septiembre y el 5 de octubre
se pensaba efectuar el embarque de los emigrantes. Así también se
explica la carta de Castellanos del 7 de junio, ya que éste había convenido
en avisar con cuatro meses de anticipación la llegada de los
colonos. Si éstos partían a fines de septiembre, llegarían hacia fines
de noviembre, o sea que el aviso precede en casi seis meses la fecha
presunta de arribada de los colonos (cuatro desde su probable
recepción). Ello testimonia, además del optimismo aludido, un gran
sentido de la responsabilidad al otorgar al gobierno provincial el
mayor tiempo posihle para los trabajos previos a la recepción de
los colonos.
# # #
La propaganda de Aarón Castellanos por todos los medios de pu-
50 JUAN SCHOBINGER
blicidad, al principio en zonas de habla francesa (recordemos que su
domicilio se hallaba en París), parece haber encontrado también su
primer eco en dichas zonas. Tal vez contribuyó a ello la acción
anterior de Brougnes en Francia meridional. En cambio, la de Castellanos
prendió sobre todo en las regiones montañosas de Saboya,
el Jura, y los cantones suizos de habla francesa.
El hecho que ahora nos interesa se halla testimoniado, entre otros,
en el apéndice epistolar de la Circular de Vanderest, en' donde, con
fecha 24 de mayo de 1855 se reproduce una carta del encargado
de Negocios de Buenos Aires en París, Mariano Balcarce, a su colega
suizo el coronel A. Barmann, para enterarlo brevemente de
"las buenas condiciones generales que el inmigrante europeo tiene
la seguridad de encontrar en estos países". Dos motivos lo inducen
a ello: el pedido expreso de Castellanos, y una comunicación recibida
del Prefecto del distrito de Veveyse, en el sur del cantón de
Friburgo, pidiéndole datos acerca de la emigración a los Estados
del Plata. Había, pues, ya en la primera mitad de dicho año, inquietud
emigratoria en dicho distrito helvético, y un interés concreto
por la Argentina como meta de su traslado. Notemos el gesto caballeresco
de Balcarce, de ayudar a una empresa que beneficiaría
a la Confederación que entonces era su rival.
Una serie de diez labradores oriundos de Châtel Saint Denis, capital
del mencionado distrito de Veveyse, a los que se agrega un
saboyano, todos con sus respectivas familias, se presentan en efecto
en Basilea a la Casa Beck y Herzog, pidiendo ser incluidos en
la expedición a Santa Fe. Pero estamos en septiembre, tal vez ya a
principios de octubre, y aunque sabemos que por entonces todavía
su colega Textor efectuaba contratos, Beck y Herzog —para no
desmerecer la inflexible rectitud suiza —considera pasado el plazo
y provista su "cuota": los friburgueses son rechazados. Pero se les
insinúa la posibilidad de efectuar el viaje por propia iniciativa; la
misma Casa puede ofrecerle sus servicios para ello.
Podemos imaginarnos la situación de los emigrantes: ilusionados
por los favorables informes sobre la Argentina, empujados por razones
económicas y tal vez de otra índole a abandonar su terruño,
habiéndose retrasado (por razones que desconocemos) su presentación
ante la agencia colonizadora, habiendo probablemente liquidado
sus haberes y hallándose tal vez con el bagaje ya listo, ¿qué
otra cosa les quedaba, sino lanzarse a la aventura? Decidieron, pues,
tomar el primer barco que les pudiese ofrecer la Agencia, para tra-
COLONIZACIÓN SUIZA EN LA ARGENTINA 51
Car de obtener por su lado algunas de las doradas ventajas que prometía
Castellanos a sus colonos.
Y como si se confirmara la sentencia evangélica de que "los últimos
serán los primeros", los once pioneers con sus respectivas mujeres
e hijos (suman en total unos 50) se embarcan el 29 de octubre
de 1855 en el puerto de Amberes, en el velero "Le Progrès",
cuando los colonos de la primera remesa de Castellanos, retrasados,
esperan en Dunkerke impacientes su partida. (Nueve días después
saldría el primer barco de éstos, y un mes después, el segundo.)
Hallamos pues, en camino, a la primera agrupación, pequeña aun,
de inmigrantes suizos de la que se tienen noticias concretas en el siglo
xix y cuya acción se hará sentir bienhechoramente en la joven
nación. Se trata de los fundadores de la llamada "colonia agrí-
cola de Baradero".
# # #
Siguiendo los datos recopilados —seguramente a base de fuentes
de primera mano— por Dn. Emilio Frey en su artículo de 1907 en
"El Tribuno", sabemos que el día 6 de enero de 1856, "Le Progrès"
llega a Montevideo. "Como este buque tenía que demorarse
allí, se trasladaron a bordo de una goleta, llegando el 8 de enero
de 1856 a Buenos Aires, y como no venían dirigidos a persona alguna,
tenían que informarse, y para evitar mayores gastos, alquilaron
una casita en el Paseo de Julio." Podemos imaginarnos a esta
cincuentena de personas con una mezcla de desilusión y de esperanza,
instalándose en la misma costa del fangoso río (en la actual
x\venida Alem), sin atreverse a entrar demasiado en la ciudad, pasando
tal vez por ello inadvertidos entre el fárrago creciente de
inmigrados que, según los diarios de la época, estaban inundando
la ciudad, la mayoría vascos franceses, italianos, portugueses y saboyanos".
En su desorientada búsqueda —durante la cual se dice que algunos
de los hijos trabajaron como jornaleros en la Aduana— se
toparon con un representante del coronel Silvino Olivieri, de cuya
Legión Agrícola ya hemos hablado, que estaba precisamente por
partir hacia Bahía Blanca. No convenció a los prudentes suizos la
posibilidad de trabajar en un lugar tan lejano, rodeados de indios e
italianos. Únicamente uno de ellos, Francisco Colliard, con su esposa
y dos hijos, aceptó la oferta. No sabemos qué fué de ellos
posteriormente. Recibieron también —nos dice Frey— una oferta
52 JUAN SCHOBINGER
para trabajar en unos campos de San Fernando y en las islas del Tigre,
que tampoco aceptaron. Habían venido con la idea de ser propietarios,
y persistirían en la misma hasta terminárseles el viltimo
Franc que traían en el bolsillo.
# * #
Las desiertas barrancas occidentales del Paraná vieron llegar, por
el año 1615, a un grupo de hombres presidido por el gobernador
criollo Hernando Arias de Saavedra, quien decidió crear una reducción
de indios en el lugar que luego se llamaría el Baradero.
Brazo ejecutor fué el meritorio fraile franciscano Luis de Bolaños,
a la sazón de 76 años de edad. Éste se estableció allí al año siguiente
con un contingente de indígenas del Litoral (Guaraníes, Mbeguás
y Chañas), a los que trató de enseñar las artes agrícolas. La esforzada
labor de fray Luis de Bolaños —efectuaba periódicamente viajes
a pie de Buenos Aires al Baradero— no parece haber trascendido
más allá de su muerte en 1629. Quedó, no obstante, el nombre
del lugar y un caserío a orillas de este estrecho brazo del Paraná,
declarado Parroquia en 17301
. El fértil humus de Baradero llevó
a la continuación de la modesta agricultura colonial, que vemos documentada
desde las Invasiones Inglesas. En efecto, en 1807 se inició
un proceso (que por lo que conocemos quedó sin dilucidar)
por haberse cargado partidas de trigo para las tropas expedicionarias
inglesas.
Aun a principios del período rosista hay datos documentales que
revelan cierto florecimiento de las actividades! agrícolas. Entre 1834
y 1838 se otorgaba permiso para cargar cereales en el puerto del
Baradero, destinados a otras provincias. En el Juzgado de Paz de
Baradero se conserva, por ejemplo, la solicitud de un italiano, Giuseppe
Solari, del año 1836, para cargar 100 fanegas de trigo "en un
cuter de mi propiedad". Pero, después de estos años, la agricultura
decae por completo, por las condiciones politicoeconómicas, la falta
de inmigración, y el desapego de la población de campaña al trabajo
agrícola y a su consumo (carne, mate, y algo de maíz, eran
los alimentos clásicos del gaucho). El latifundio ganadero, primó
también en el norte de la provincia de Buenos Aires.
1
Según algunos, el nombre se habría originado por confusión fonética con
"bajadero". Pienso que, más probablemente, su raíz se halla en el hecho de que
allí las embarcaciones "varaban", es decir que había un puerto.
COLONIZACIÓN SUIZA EN LA ARGENTINA 53
Caído Rosas, algunos de estos estancieros, vinculados con otras
personas de ideas progresistas —el médico Lino Piñeiro, el educador
Germán Frers, por ejemplo— se preocupan por el restablecí-
cimiento de la agricultura abandonada. Más que los que habitaban
regiones que nunca habían conocido la agricultura, aquéllos se daban
cuenta de la importancia que tendría un núcleo agrícola en ese
lugar, tanto para la economía general del país y de la provincia,
como para el progreso de Baradero, como también —claro está—
para la valorización de sus propiedades. Por otra parte, en los primeros
días de enero de 1856 estaba por constituirse la primera municipalidad
electiva en el Baradero; ello formaba parte de la labor
de ordenación jurídica que lentamente se estaba cumpliendo. Como
consecuencia de todo ello, efectuábanse en la ciudad de Buenos
Aires, animadas reuniones entre los más caracterizados vecinos
de aquel pueblo. A los nombres citados se agregan: Martín de Gainza
—futuro General, ministro de Guerra y Marina en la presidencia
de Sarmiento—, Luis Villanueva, José A. Menéndez, y otros.
En esas circunstancias se produce el encuentro —providencial e
inevitable, a la vez— de ambos grupos: el criollo, necesitado de
brazos activos, inteligentes y experimentados para llevar hacia adelante
su estancado país, y el "gringo", necesitado de la hospitalidad
y ayuda de los primeros para valorizar su trabajo y labrarse un
puesto digno en la vida.
No es probable que el encuentro de Germán Frers con los inmigrantes
suizos "tirados bajo los árboles, a orillas del río", cerca
de la entonces llamada Alameda de los Ombúes, fuera del todo casual,
como suele decirse. Seguramente ya tenían noticias de su presencia,
y pudieron ser entrevistos como "candidatos" entre la masa
de inmigrantes que entonces vagaban por Buenos Aires. Aun
más: según Frey, el mismo Castellanos, enterado del caso de estos
emigrantes, y no obstante no tener ningún compromiso con ellos,
escribió, entre otros, a su amigo el hacendado Patricio Lynch, pidiéndole
su intervención. Éste a su vez "habló de este asunto con
don Luis Villanueva y con sus yernos Martín de Gainza y Germán
Frers". Sea como fuere, los inmigrantes aceptan gustosos la propuesta
que les ofrece este último, por la cual quedaban puestos casi a
la par (si prescindimos de la extensión de los respectivos terrenos)
de los colonos de Castellanos, cuyos primeros dos barcos anclaban
por esos mismos días en la rada de Buenos Aires. En efecto: las
"maduras discusiones" de que habla el acta del 4 de febrero culmi-
54 JUAN SCHOBINGER
nan con la decisión de otorgar a estos labradores de profesión, no
bien entrara en funciones la flamante Corporación Municipal de
Baradero, sendos lotes de 200 por 300 varas en el ejido del pueblo,
cedidos por el viejo sistema de la enfiteusis.
La figura de Germán Frers es interesante. Oriundo de Holstein
en Alemania (en realidad, Johann Gotthilf Hermann Frers), había
llegado en 1842 con su hermano Gustav Wilhelm a Buenos Aires.
Fué nombrado, dos años después, maestro en la recién creada escuela
evangélica alemana. Actuó también como organista en los
servicios religiosos, y como director del coro. Después de Caseros,
fué llamado por el gobierno porteño para administrar una escuela
normal. Dos años más tarde ascendió a jefe del Departamento de
Escuelas del Estado de Buenos Aires, lo cual provocó la enconada
oposición de los círculos católicos. Su conexión con los terratenientes
de la zona de Baradero provino de su vinculación matrimonial
con la familia Lynch Zavaleta. Más tarde renunció a su cargo oficial
para dedicarse por completo a las actividades agropecuarias. Fué
también juez de paz y presidente de la Corporación Municipal de
Baradero. Su hijo Emilio Frers fué el primer ministro de Agricultura,
al instituirse en 1895 dicha cartera nacional.
Como hombre culto que era, Frers seguramente conocía el francés
y es así como pudo entenderse con los colonos, e inspirarles la confianza
que éstos tanto necesitaban.
Gracias —probablemente— a una persona "influyente" (pensamos,
por ejemplo, en Martín de Gainza, o en el mismo Frers) se
activaron los trámites para la obtención del pasaporte necesario en
esa época para trasladarse de Buenos Aires al interior. Al mismo
tiempo fué fletada una barca para su traslado al Baradero, no bien
estuviesen extendidos los pasaportes.
Los sucesos transcurren ahora rápidamente. El día 27 de enero
entra en funciones la Municipalidad de Baradero. El 28 es otorgado
a cada persona el pasaporte "para pasar libremente al Baradero", con
validez de un mes a partir de la fecha (véase fig. 3). Poco después,
o tal vez el mismo día 28, los 46 integrantes del grupo se embarcan
en el puerto del Riachuelo. Según Frey, el mismo Frers los acompaña
a bordo.
El viaje dura unos cinco días. Llegan a Baradero el 3 de febrero
(siempre según Frey), fecha del cuarto aniversario de Caseros. La
flamante Corporación Municipal está preparada para su recepción,
y ya ha realizado los trámites previos. Así se explica que, con una
COLONIZACIÓN SUIZA EN LA ARGENTINA 55
rapidez asombrosa para la época, al día siguiente pueda reunirse y,
en posesión de los documentos de los colonos, pueda inscribir en la
primera foja del libro de Acuerdos de esa Municipalidad el difundido
texto:
"En el pueblo de Baradero, a 4 de febrero de 1856, reunidos en
la sala del Juzgado de Paz los infrascriptos, presidente y miembros
de la Municipalidad, teniendo en vista el completo atraso en que se
halla esta población en todo el ramo de agricultura; deseando por
todos los medios posibles sacarla de este estado de miseria, y poseí-
dos de la convicción íntima, según las maduras discusiones que han
tenido sobre este asunto, que el donativo de tierras en el ejido de este
pueblo, con calidad de cultivo, sería un estímulo poderoso que atraería
la inmigración, abriendo así una nueva era de adelanto con el vigoroso
impulso que esta medida daría, fomentando dicho ramo, tan
importante a la prosperidad de los pueblos, han acordado proceder
en este sentido mientras lo crean conveniente, y al efecto han empezado
por hacer estas donaciones a varias familias suizas, por fracciones
de doscientas varas de frente y trescientas de fondo en el sitio
denominado Rincón de Arrecifes, en la costa del río de este nombre;
dejando entre una y otra suerte una calle de veinte varas de ancho,
cuyos costados deben poblar de arboleda los agraciados, que son los
siguientes: Juan Mer (escrito así por error, siendo un realidad Jaime
—o Claudio— Jeanmaire; era el saboyano), Juan Genoud (padre),
Ignacio Genoud, Casimiro Genoud, José Cardinaux (padre), José
Liaudat (padre), Pedro Liaudat, Juan Luis Chollet, José Cardinaux
y Jaime Cardinaux. Para la debida constancia se extiende la presente
acta en el libro de acuerdo. Firmado: Lino Piñeiro, Pedro Alonso,
Francisco San Martín, Luis Villanueva, presidente."
Pero esto no era más que el comienzo; faltaba elegir, amojonar
y tomar posesión de las pequeñas parcelas asignadas. Ello se fué realizando
en los días y semanas siguientes, mientras los colonos vivían
provisoriamente en dos casas del pueblo (dato del señor J. Alejandro
Barbich)
x
. Los comienzos fueron tan difíciles como los de los
santafesinos. Aunque obtuvieron toda la ayuda que podían proporcionarles
la Municipalidad y los vecinos del pequeño pueblo —quienes
los recibieron, según se dice, casi como "enviados del cielo"—,
debían construirse sus ranchos y no recibían alimentos como los de
1
Según el informe de la Academia Nacional de la Historia mencionado en una
nota anterior, ya el 7 de febrero entraron los colonos en posesión de la tierra,
comenzando el día 12 el laboreo de la misma.
56 JUAN SCHOBINGER
Esperanza y San Carlos, sólo se les dieron algunas vacas y caballos.
En cambio, una vez pasados los primeros meses y efectuada la primera
recolección, podían mantenerse con el producto de su venta,
favorecida por las comunicaciones favorables de ese lugar provisto
de puerto, y por su cercanía con Buenos Aires. Se conservan aún algunos
arados de palo con que los primeros colonos "puntearon"
su chacra.
El lugar ocupado por las diez primeras parcelas que formaron la
llamada "Colonia Suiza" de Baradero, se halla bien señalado en el
plano que hemos visto en la Exposición del Centenario, en Baradero,
confeccionado por D. Ambrosio Liaudat. Se hallaba al sur del río
Baradero. "Rincón de Arrecifes" era su nombre tradicional. Sobre
las tierras altas, que forman como una punta hacia el Oeste, se extendían
hacia lo largo, de E. a O., dichas diez parcelas de 200 varas
de frente por 300 de fondo cada una (unas 3,40 Ha.). El plano
señala, además, una planta de pina, que todavía se conserva, plantada
por la familia Liaudat el año de su instalación; el molino levantado
por Jaime Jeanmaire y su hijo Esteban a un costado de su parcela
para moler, el trigo de los demás colonos (trasladado en 1865 a un
lugar cercano a la confluencia de los ríos citados) ; el "Puente de los
Suizos", que cruzaba el río Arrecifes, sobre el que iba un camino
que unía Buenos Aires con Rosario, y el "Rincón de los Suizos",
situado sobre la barranca en la punta occidental, especie de posesión
conjunta bajo cuyos árboles los colonos solían reunirse y descansar.
Vemos que, tanto por formar un núcleo cerrado, situado a un par
de kilómetros del pueblo, como por la pequenez de las parcelas y las
dificultades propias de todo comienzo, las diez primeras familias debieron
mantener una fuerte solidaridad, trabajando bajo un tácito
cooperativismo, sin el cual no hubieran podido subsistir. Ello fué
favorecido por el hecho de provenir todos del mismo "pago" helvé-
tico, hallándose varios emparentados y conociéndose seguramente
desde mucho antes de emigrar. Esa solidaridad —el "uno para todos,
todos para uno"—, que ya impidió su disgregación en los difíciles
días de Buenos Aires, los llevó, en Baradero, al triunfo.
Consecuente con su propósito de favorecer el cultivo del suelo,
la Municipalidad decidió no percibir el canon que según la ley rivadaviana
todavía vigente en la letra hubiera correspondido. Como ya
lo dice el acta que hemos transcripto, dichas parcelas fueron donadas.
Cuando, tras las cartas favorables escritas por los suizos a sus
allegados, arribaron al año siguiente ocho familias más para engrosar
COLONIZACIÓN SUIZA EN LA ARGENTINA 57
la "Colonia Suiza", se estipuló con ellos las mismas condiciones. Así
es como, en un informe dirigido años después al intendente de la
ciudad hermana de Esperanza, tras citar el acta del 4 de febrero de
1856, se dice: "El 14 de mayo de 1857 se acordaron tierras en las
mismas condiciones a otras ocho personas atraídas por cartas de los
primeros colonos favorecidos, y el Concejo Municipal en la misma
fecha declaraba que ésta sería la última donación de tierras dadas
a inmigrantes cultivadores, y que en lo sucesivo los que vinieran tendrían
que alquilar los terrenos, como lo hicieron cuatro familias
más, llegadas en 1858 y las que podrían ser propietarias de la tierra
12 años después de la ocupación." Martín de Gainza fué quien, como
presidente de la Corporación Municipal, firmó aquella segunda donación
de tierras comunales. Germán Frers formaba ahora también
parte de dicha Corporación. Los apellidos que aparecen formando
este segundo grupo son los de Peter, Savoy, Boullard, Genoud (dos),
Cardinaux, Bonay y Auzeil (hay algunas variantes en sus grafías).
La evolución posterior dio parcial justificación al nombre de
"colonia agrícola", que suele darse a este pequeño núcleo de labradores
establecido en el ejido de un poblado de entonces 240 años de
antigüedad. El trabajo intensivo de los colonos les proporcionó, tras
pocos años, capital para ampliar su reducida posesión inmobiliaria;
mientras tanto llegaron nuevos inmigrantes, primando entre éstos
los suizos de habla alemana. En abril de 1864 llegó también un contingente
de la colonia San José en Entre Ríos, compuesto sobre todo
por valesanos. Según una memoria del mismo año 1864, existían entonces
374 chacras y 222 quintas, y 284 propiedades tenían cercos
de ñandubay o de alambre (cuyo uso se había introducido pocos años
antes), mientras que otras conservaban el viejo sistema de las zanjas
para su delimitación. Había 56 casas "de azotea", siendo el resto
ranchos de ladrillos o de barro, con techo de paja.
Por ese tiempo fué fundada en la colonia una escuela, "más grande
y más elegante que la de la ciudad" (Beck), donde enseñaba un maestro
alemán, pero la asistencia era bastante limitada e irregular.
El cultivo más importante era el de la papa, cuyas cosechas, a diferencia
de otros lugares del Litoral, tenían casi siempre el éxito asegurado,
gracias a la especial característica humífera del suelo. Según
Beck, dicho cultivo enriqueció a las primeras familias, ya que se vendía
entonces a 25 pesos papel la arroba1
, pudiéndose efectuar dos
1
25 pesos papel equivalían a 1 peso fuerte (patacón), el que a su vez equivalía
a unos 5 francos suizos. La arroba pesaba entonces 11,5 kg.
58 JUAN SCHOBINGER
recolecciones al año. A su lado, también se cultivaba maíz, trigo, batatas
y diversos productos de huerta. La pequenez de las parcelas
—reducidas para los colonos que llegaron después de los primeros,
a lotes de 200 por 200 varas (2,25 Ha.)— impidió el desarrollo de la
ganadería. Más tarde, al extenderse su radio de acción, tomó incremento
la industria lechera. Baradero fué el centro de introducción de
la raza bovina friburguesa.
En 1865 Guillermo Perkins escribía: "En Baradero puede verse lo
que puede alcanzar la perseverancia germánica (nosotros diríamos,
más exactamente, alpina), hoy como siempre, en todas partes del
mundo. Rezamos a Dios, que pronto se llene toda la República de
tales hombres, que trabajan de tal forma la tierra." Como a los colonos
de mayor éxito, cita Perkins los nombres de Schaer, Hegi,
Schaetz, Schachbaum, Hombert y Mattig.
La vida económico-social de Baradero se nos manifiesta gráficamente
en un "Plano de los terrenos ocupados por los colonos suizos
en el ejido del pueblo de Baradero, levantado por orden del Superior
Gobierno —1868— por Germán Kuhr" (perteneciente hoy al señor
Lorenzo J. Bozzo), y que hemos podido ver asimismo en la citada
Exposición del Centenario. Vemos allí la zona de chacras y parcelas
que rodea, por el Oeste y el Sur, al pueblo de Baradero. Dicha zona
constituye un amplio cuadrado, que representa en pequeño el crisol
de razas en que se estaba convirtiendo la Argentina; hallamos apellidos
como Dufour, Junot, Schär, Habegger, Ambord, Siegenthaler,
al lado ya de Machiavello, Cedari y aun de Calixto Gómez, Ignacio
Díaz, Ignacio Pereyra... Pero, rodeando a todo el complejo de
divisiones pequeñas, observamos otras mucho más grandes. Cuál un
fuerte "cinto de seguridad", el viejo latifundio se halla representado,
al Sur, por D. Victorino Camaño, y al Este, por "los herederos de
Nicolás Martínez" (con límite cuestionado). La subdivisión de la
tierra para su laboreo intensivo púdose hacer, pues, en un principio
sólo en la tierra de propiedad municipal, y sólo poco a poco fué
extendiéndose a los alrededores, cuando los enriquecidos colonos
comenzaron a comprar parcelas de las estancias vecinas. Como también
en Santa Fe, el valor de la tierra aumentó rápidamente, lo cual
dio origen a la consabida especulación. Pero a diferencia de aquella
provincia, el impulso dado por los suizos para la intensificación agrí-
cola, y sobre todo para la obtención en propiedad de la tierra por
parte de quien la trabaja, no pudo llegar a ser de tanta trascendencia
en esta área bonaerense. Baradero, cuyos colonos y enfiteutas obtu-
COLONIZACIÓN SUIZA EN LA ARGENTINA 59
vieron en octubre de 1870 la posesión de las tierras fiscales ocupadas
(contra un pago de 300 pesos por cuadra cuadrada), quedó como
núcleo agrícola modelo, pero no pudo llegar a ser "madre de colonias"
como lo fué, en otro ambiente geográfico, su fraterna rival
Esperanza. En cambio, conservó por más tiempo y con mayor fuerza
su simpático carácter helvético. En 1869 la población suiza de Baradero
alcanzaba casi al 60 %, como puede verse en el cuadro adjunto,
en el que se señalan también las cifras de 1877 y 1887.
NACIONALIDADES
Suizos
Vascos
Italianos
Franceses
Españoles
Alemanes
Argentinos
Total
1869
954
180
130
70
60
28
201
1.623
(Sólo la colonia;
en la ciudad había
unos 1.200 habitantes)
1877 (*)
699
352
123 1 incluidos
195 j los vascos
59
459
1.887
(Sólo la colonia)
1887
963
592
339 } Ide m
73
5.493
7.352
(Incluidas ciudad
y colonia)
* Estadística de la Sociedad Agrícola del Baradero, de enero de 1877: 3.402 cuadras
cultivadas, con una población de 311 familias y 1.896 habitantes (sólo la
zona rural).
Del creciente progreso material de Baradero da idea, por ejemplo,
la producción de papas, que en 1869 fué de 184.510 arrobas (80.640
en 1867; su precio había bajado por entonces a 8 pesos la arroba); la
de maíz (45.840 fanegas; 6.990 en 1867) o la de arvejas (4.980 arrobas;
200 en 1867).
Pero dejemos ahora a los laboriosos baraderenses, y volvamos la
vista al abigarrado conjunto humano que en Suiza, como en el sur
de Alemania y en el este y norte de Francia, espera impaciente la
partida a la Tierra Prometida por el "patriarca" Aarón Castellanos.
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